Cuidados para personas con dermatitis atópica
Se conoce por dermatitis atópica la enfermedad cutánea inflamatoria de carácter hereditario, con predominio en la infancia y que se caracteriza por sequedad, prurito intenso, irritación que produce rascado y riesgo de sobreinfección. Suele afectar al 5% de la población en general y al 20% de la población infantil, sobre todo en menores de 5 años. Suele manifestarse en el 60% de los casos durante el primer año de vida y suele remitir en la pubertad. No tiene causa precisa conocida y es un proceso multifactorial.
Fases de dermatitis atópica por edades:
- Fase del lactante: desde las 6 semanas o 4 meses hasta los 2 años. Predominio de la dermatitis atópica aguda o sub-aguda con exudación, costras y tendencia a la sobreinfección. Suele localizarse en el cuero cabelludo, cara, parte anterior del tronco…
- Fase infantil: hasta los 10 años, predomina la sequedad.
- Fase de adolescente o adulto: predominio de placas liquenificadas, es decir, que la piel se ha vuelto más gruesa, en nuca, caras laterales del cuello, dorso de pies y muñecas, periné, manos, pliegues.
Cuidados generales de la piel con dermatitis atópica
Hidratar adecuadamente la piel y el uso de cremas emolientes o tratamiento para restaurar la barrera cutánea. Con ellos se consigue disminuir el riesgo de infección y disminuir el picor. Son recomendables los baños tibios. El uso de productos inadecuados en el baño y en la hidratación son factores desencadenantes o agravantes de brotes.
La persona con dermatitis atópica tiene un problema de hidratación deficiente de la piel, pero sobre todo, un déficit lipídico. El atópico necesita más hidratación para mejorar la barrera cutánea. Aplicar crema emoliente después del baño cuando la piel esté húmeda ya que el poro está abierto y facilita la penetración de los activos. El uso continuado de emolientes ayuda a espaciar los brotes y recaídas. Aplicarlos antes de salir a la calle, sobre todo en zonas de clima frío y en la cara.
Los emolientes forman una capa protectora y aportan lípidos estructurales que restauran la estructura de la barrera impidiendo la penetración de alérgenos e irritantes.
Utiliza productos de higiene específicos: higiene extra suave y emoliente. Baños de 5 a 10 minutos y a menos de 33ºC, secado suave y sin fricción. Para aliviar el picor nocturno, mejor baños por la noche.
En cuanto a la vestimenta, elegir ropa de algodón y lino, incluida la ropa de cama ya que facilitan la transpiración. A la hora de lavarla, evitar suavizantes y lejías que pueden ser irritantes para la piel. Respecto al calzado, mejor de piel o tela con calcetines de algodón o lino.
Alimentación: la lactancia materna fortalece el sistema inmune del bebé. Se recomienda evitar alimentos que puedan aumentar el picor como los frutos secos, fresas, kiwis, plátanos y derivados del cacao.
Ambiente: temperaturas y humedad de habitantes constantes y deben ventilarse diariamente. Evitar acumulación de polvo.
Playa y sol: se pueden bañar en el mar o en la piscina, aunque en pleno brote mejor evitarlo. El sol moderado puede mejorar la atopía, eso sí, con la protección adecuada y después del baño es recomendable aclarar con agua la piel para que no se irrite.
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