Menos estrés, menos catarros con homeopatía

Los síntomas que reflejan que estamos estresados los vamos a notar enseguida pues es probable que empecemos a dormir mal, a comer de forma desequilibrada y hasta incrementar hábitos nocivos como el hecho de fumar.

También notaremos que estamos más alterados, que al no descansar bien nos cuesta más concentrarnos y que nuestro rendimiento no es igual que el de siempre.

Todos estos síntomas y comportamientos acaban afectando a nuestro sistema inmune, que poco a poco se va debilitando, especialmente si esta situación se prolonga en el tiempo. Es decir, un descanso deficiente y una alimentación incorrecta acaban mermando las defensas y al final dejan la puerta abierta a sufrir con más facilidad determinados trastornos.

En otoño-invierno-primavera los resfriados o la gripe suelen ser las afecciones más comunes, de modo que si no vigilamos nuestro nivel de estrés es posible que estos virus acaben visitándonos. Por eso es el momento de tomar medidas para pasar los meses de frío en unas condiciones óptimas de salud.

Si consideras que tu nivel de estrés es tan elevado que no puedes gestionarlo, lo recomendable es que acudas a un experto que te asesore y que te indique qué pautas has de seguir. La homeopatía trata por un lado el estrés, con tratamientos específicos y, por otro, ayuda a prevenir los catarros o la gripe con otros medicamentos formulados para tal fin.

Cada caso requiere de un tratamiento específico, pero ambas opciones tienen su medicación homeopática concreta. De hecho, el médico homeópata te hará un estudio individualizado donde determinará no sólo qué nivel de estrés padeces, sino cuál es tu estado de salud en general, físico y psicológico, y de qué manera te puedes preparar para prevenir la gripe en el caso de que tengas propensión a padecer este trastorno común, siempre considerando tu estrés.

La homeopatía puede administrarse como única alternativa de tratamiento o en combinación con otros fármacos ya que no produce interacciones. Sus formas farmacéuticas más frecuentes son los glóbulos o gránulos, fáciles de tomar, y además no generan somnolencia o dependencia, lo que es muy valorado por un gran número de pacientes.