En verano, tras un par de horas en la calle, ya sea haciendo deporte, yendo de compras o moviéndonos para ir al trabajo, en lo que la mayoría piensa (y siente en su cuerpo) es en la necesidad de beber agua o, al menos, una bebida refrescante. ¡Doble craso error! Por un lado, la obligación de tomar líquidos nunca debe estar determinada por la estación del año en la que nos encontremos, sino que debemos hacerlo todos los días. Y, por otro lado, nunca hay que esperar a tener sed para ingerirla porque en ese momento ya hemos empezado a deshidratarnos.
Asunción Meliá, facultativa de la Farmacia Asunción Meliá Santarrufina (Moncada, Valencia), recomienda beber al menos un litro y medio de agua diariamente para alcanzar una correcta hidratación. Se debe tener especial cuidado con los niños y con las personas mayores, como grupos más ‘débiles’ de la sociedad, sobre todo los segundos, ya que “suelen descuidar este consumo al no sentir tanta necesidad de tomarla”, según apunta la farmacéutica.
El agua tiene, además, otros estupendos beneficios para nuestra salud:
· Alivia la fatiga producida por el corazón, que tiene que trabajar menos cuando bebemos para bombear la sangre oxigenada a todas las células y órganos principales para eliminar toxinas.
· Ayuda en la digestión y en el estreñimiento, ya que aumenta la tasa de metabolismo, los alimentos consumidos se descomponen adecuadamente y el sistema digestivo funciona mejor.
· Reduce el dolor de cabezay la migraña que suele producir la deshidratación.
· Mejora el estado de ánimo, porque el agua hace que nos sintamos felices y de buen humor y que mejore nuestro nivel de energía y de productividad en las tareas diarias.
· Colabora en la pérdida de peso, ya que el líquido elemento ayuda a eliminar los subproductos de la grasa, a llenar el estómago y a hacer que no tengamos tanto apetito. Además, no tiene calorías ni azúcares.
· Sanea la piel, porque repone sus tejidos, la hidrata, la refresca, la rejuvenece y aumenta su elasticidad.
· Regula la temperatura del cuerpo, debido a que libera el calor del cuerpo cuando el sudor se evapora de la superficie de la piel, además de mantener nuestros músculos y articulaciones lubricados, por lo que evita que tengamos calambres y esguinces.
· Disminuye el riesgo de cáncer de vejiga y de colon, ya que el agua destruye los agentes que lo causan.
· Mejora el sistema inmunológico, con lo que nuestro cuerpo puede luchar contra enfermedades como la gripe, además de contra los cálculos renales, los ataques cardiacos, el reumatismo o la artritis.
· Resuelve el mal aliento, que se produce cuando el organismo necesita más agua: nuestra saliva ayuda a que la boca se libere de bacterias y a que se mantenga la lengua hidratada, pero sin el refuerzo del agua puede no lograrlo.
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