La pérdida de apetito en los meses de verano es bastante habitual entre los más pequeños y es que el calor no ayuda a la hora de abrir el apetito.
La pérdida de apetito por el calor es bastante habitual, sobre todo en los más pequeños. Al quemar menos calorías en verano, el organismo no necesita consumir tantas calorías como en invierno, esto sumado al calor que provocan las altas temperaturas, es normal que los niños tengan más falta de apetito que de costumbre. Ante todo, respeta sus ritmos y no le fuerces. Te damos una serie de pautas para ayudarte a estimular su apetito.
Cuántas veces has oído eso de que comemos por los ojos, por eso te invitamos a dedicarle tiempo a la cocina. Aprovecha el colorido que la comida de verano te brinda y apuesta por platos que contengan diversidad de texturas y colores. Está demostrado que los niños se muestran más motivados a la hora de comer si encuentran diversidad en sus platos, aprovecha la variedad que te ofrece el verano y conseguirás que esa pérdida de apetito se quede en una mera anécdota. Además, el color de los platos indica también el contenido en vitaminas del mismo, cuanto más color mayor aporte vitamínico contiene el plato.
Ante la pérdida de apetito lo más aconsejable es dejar que el niño coma lo que necesita, si el niño tiene un crecimiento normal y su energía también lo es, no hay que forzarle a comer. Intenta ofrecerle 5 comidas al día en pequeñas cantidades y si quiere más, que repita. En la medida de lo posible, intenta que llegue a cada comida con el estómago vacío para que tenga más apetito, evita que pique entre horas y muestra siempre una actitud positiva, si el entorno es agradable, las comidas lo también lo serán.
Es posible que con la pérdida de apetito no apetezcan platos tan sólidos por lo que puedes recurrir a batidos de frutas, conseguirás aportar al niño todas las vitaminas que su organismo necesita. Aprovecha el verano para ofrecerle batidos de frutas variadas y de temporada que encontrarás en esta época del año.
Otra opción es recurrir a purés o cremas añadiéndoles algunos toques de color al plato que le aportarán diversión, siendo así más atractivos para los niños, una manera de afrontar la pérdida de apetito. Por ejemplo, puré de verdura y pescado con una carita sonriente, simula los ojos y la boca con guisantes o trocitos de zanahoria. Si dedicas algo de tiempo a la elaboración y presentación de los platos, es fácil que la falta de apetito disminuya, al menos conseguirás llamar la atención del niño y que preste atención a la comida.
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