La alergia al polen está presente todo el año, pero durante la primavera suele notarse más porque es el periodo álgido de pólenes de cupresáceas (arizónicas y cipreses, principalmente), y que son la tercera causa de este tipo de alergia, por detrás de las gramíneas y el olivo, según indican desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Realmente,la polinización varía en función de la época del año y la especie. Por ejemplo, el plátano de sombra, poliniza entre marzo y abril, mientras que las gramíneas, lo suelen hacer entre abril, mayo o junio, y el olivo, entre mayo y junio. Nos encontramos también con plantas que polinizan durante todo el año.
Los síntomas de la alergia se pueden confundir en ocasiones con los de un resfriado, pues generalmente se manifiestan por medio de estornudos, congestión y goteo nasal, lagrimeo, picores en la zona nasal, escozor y enrojecimiento ocular. De hecho, la rinitis alérgica es una patología muy frecuente, ya que afecta alrededor del 21,5% de la población española. Es también uno de los principales motivos de consulta entre los facultativos especializados en alergología.
De forma paralela, las personas que sufren alergia pueden padecer alteraciones del sueño, dificultades para realizar sus actividades diarias, su vida social o reducir su rendimiento escolar y/o profesional.
¿Cómo prevenir la alergia al polen?
Si somos alérgicos al polen podemos adoptar una serie de medidas preventivas básicas:
Consultar el calendario polínico del lugar donde residimos.
Prescindir de paseos donde haya mucha vegetación o aquellas plantas a las que somos alérgicos.
Viajar en coche con las ventanas cerradas y usar filtros para mantener el aire limpio.
En el jardín, evitarplantar especies cuyo polen es más pernicioso como la mimosa, los nogales, los cipreses, el fresno, el olivo, etc.
Homeopatía para los síntomas de la alergia al polen
La homeopatía es una terapéutica reguladora para la alergia al polen. Expertos homeópatas aseguran que es muy efectiva en la patología alérgica en general y en los síntomas propios de la rinoconjuntivitis alérgica estacional.
En este sentido, la homeopatía actúa en varias fases:
Primero, se analizan las manifestaciones físicas del enfermo y se buscan medicamentos homeopáticos que tengan semejanza con los síntomas del paciente.
En una segunda fase, se puede buscar disminuir la sensibilidad a aquellas sustancias que producen las alergias, es decir, los alérgenos. De este modo, es posible reducir los síntomas en general e incluso en algunos casos llegarían a desaparecer. Paralelamente, si se sabe exactamente qué pólenes produce esa alergia, el tratamiento con homeopatía es aún más específico y por ello además de aliviar los síntomas, dependiendo de cada paciente, se podría llegar a estabilizar la alergia.
En resumen, la homeopatía alivia los síntomas de la crisis alérgica (rinorrea, estornudos, lagrimeo, congestión nasal, picor nasal…), pero también se puede centrar específicamente el alérgeno que causa los síntomas, en este caso el polen, y alivia el conjunto de los mismos.
Esta terapéutica se caracteriza también porque ofrece un tratamiento personalizado en el que se analiza no sólo la patología en sí, en este caso la alergia al polen, sino que va más allá de la misma. En el análisis profundo que la homeopatía hace del paciente, se tienen en cuenta sus antecedentes familiares, personales, sus otros trastornos de salud y cómo suele enfermar. De este modo, en el diagnóstico se incorporan factores genéticos y ambientales que influyen en la salud del paciente, y que hacen que ese diagnóstico sea más preciso e individualizado.
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