Los trastornos por el cambio de estación no están considerados una enfermedad, sino más bien un alteración del estado anímico que se produce por una serie de condicionantes externos y en los que también puede haber algún componente genético.
Hay personas que se muestran más apáticas cuando se inicia una nueva temporada estacional. En el caso del otoño incluye el cambio de temperaturas cálidas a frías y también el hecho de que las horas de luz se ven reducidas.
Esta apatía, tristeza, sensación de abatimiento y el hecho de no tener ganas de hacer nada, constituyen un conjunto de sensaciones que pueden tratarse desde la homeopatía. El médico homeópata aborda al paciente en su totalidad, como un ser global, donde el aspecto físico de la enfermedad se evalúa junto a otra serie de cuestiones que están vinculadas al ámbito emocional y mental de las personas.
Por todo ello, la homeopatía es una terapéutica muy eficaz para el abordaje de trastornos emocionales transitorios y que pueden estar ocasionados por una causa como ésta y que estamos analizando en este artículo, es decir, la astenia otoñal.
Al analizar en su conjunto al individuo, el tratamiento homeopático se ajusta más a la realidad de cada persona y su situación mental y física.
La homeopatía tiene además la ventaja de que se puede tomar junto a otros medicamentos sin riesgo de interacciones, y no genera dependencia. Así, a medida que notemos mejoría podremos dejar de tomar estos medicamentos sin ningún riesgo para nuestra salud ni la posibilidad de recaer por el hecho de no usarlos.
Además de recurrir a la homeopatía, es importante también que tratemos de buscar algún momento a lo largo del día para poder relajarnos y ser conscientes de nuestro estado. Solo se trata de conseguir adaptar nuestro organismo a la nueva situación, planificarnos en función de los nuevos horarios y aprovechar el tiempo de la misma forma que hacemos en otras temporadas sólo que con otros tiempos.
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