La parafarmacia ofrece productos que protegen e hidratan los labios frente al frío, el viento y la exposición al sol durante el invierno para evitar que se resequen y se pelen.
En invierno los labios se ven perjudicados por los agentes climáticos que más actúan en esta época del año como son el frío, el sol y el viento, además de por los cambios de temperatura provocados por la calefacción y los aires acondicionados. Si no los protegemos convenientemente, es muy fácil que se resequen y se escamen, ya que “la piel de esta zona es especialmente fina y delicada”, como indica Rosa Arnau (@rosa78arnau), farmacéutica y dietista-nutricionista.
Al igual que hacemos con la cara y el resto del cuerpo después de la ducha o cuando nos despertamos, es importante hidratar los labios habitualmente y no a partir de que se manifiesten los primeros síntomas de sequedad. ¿Cómo podemos hacerlo?
Por un lado, bebiendo mucha agua (entre 8 y 10 vasos al día) para ‘exfoliarlos’ desde dentro y consumiendo alimentos ricos en vitaminas A y E. Por otro lado, podemos aplicar, como método natural, aceite de oliva, o algún producto de parafarmacia como el bálsamo labial hidratante, sobre todo, por la noche antes de irse a la cama.
La farmacéutica aconseja utilizar para este fin protectores que contengan componentes como la manteca de karité, el aceite de jojoba y de coco, el aloe vera, la cera de abejas y la vitamina E. Destaca Nutritic Labios de La Roche- Posay, Isdin o Repavar, excelentes para el tratamiento de la sequedad de labios.
Este cuidado se debe acentuar más todavía cuando practicamos deportes de alta montaña o de nieve como el esquí, ya que nos exponemos a los perjudiciales rayos ultravioleta del sol de manera pronunciada, por lo que debemos escoger productos con un filtro de protección solar elevado y repetir cada aplicación, más o menos, cada dos horas.
Pero que los labios se sequen o se cuarteen no es la única contrariedad que sufren en invierno. En menor medida, pero también se puede dar la aparición de calenturas provocadas por el virus del herpes simple, causado por el estrés, una fiebre derivada de una enfermedad infecciosa, el frío intenso o la exposición prolongada al sol (¡cuidado a los esquiadores!).
La prevención de esta infección no siempre es posible, pero pueden adoptarse algunas medidas para minimizar los brotes. Por ejemplo, podemos reducir las situaciones de estrés, así como lavarnos las manos frecuentemente durante el tiempo de máxima intensidad del herpes, ya que una higiene adecuada puede eliminar el riesgo de propagar la enfermedad hacia otras áreas del cuerpo sensibles como los ojos. También es importante el uso de pantallas solares con filtros de adecuada graduación para esquivar los dañinos efectos de los rayos UV.
Pero si ya hemos comenzado a detectar los síntomas de la aparición de la calentura, podemos calmar el dolor con pomadas antivirales, preferentemente aciclovir, que frenan la replicación del virus, sobre todo si se inicia su uso en las primeras 72 horas, y seguir utilizándolas “hasta que las pápulas o erupciones estén completamente secas”, como indica Arnau.
Algunas de las marcas más valoradas para escoger nuestro tratamiento son Compeed o Hansaplast, que trabajan con apósitos hidrocoloides especializados, y en el caso de estar las fiebres más avanzadas, podemos recurrir a cremas que contengan retrovirales (por ejemplo, aziclovir) como Zovicrem labial.
Foto: Maria Morri
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