Este verano tienes un propósito: evitar la quemadura solar. Sigue estos consejos y protege al máximo tu piel de los efectivos nocivos de los rayos solares.
Cuando acudimos a la playa o a la piscina con regularidad nuestro principal enemigo es la quemadura solar, esa que, con su aparición, hace que nos comencemos a preocupar de los efectos nocivos del sol. Evítalo a toda costa.
Disfrutar de la libertad que nos concede el espacio idílico para el baño es siempre nuestra mayor prioridad. Pero para que podamos hacerlo al 100% y que no temas volver a repetir la experiencia al día siguiente, debes evitar la quemadura solar, que es aún más perjudicial de lo que podemos imaginar.
La quemadura solar aumenta el riesgo de que puedan aparecer otros daños en la piel y ciertas enfermedades, como el envejecimiento prematuro, manchas, daño ocular, lesiones cutáneas precancerosas o el cáncer de piel.
Como habremos experimentado en más de una ocasión, una quemadura solar puede tardar hasta varios días en curarse tras pasar por un proceso de descamación de la capa superior de la piel dañada. Mientras tanto, nuestra piel está enrojecida o rosada, se siente caliente al tacto y llegamos a sufrir mayor sensibilidad, picazón e, incluso, dolor.
Evidentemente, evitar las horas de máxima intensidad solar (de 12 a 16 horas) es la mejor medida de prevención cuando la acompañamos de la protección solar. Sin embargo, es frecuente que sea precisamente esa franja horaria la que utilicemos para exponernos al sol. Es por este motivo por el que debes prestar aún más atención a estas recomendaciones.
Esta es la recomendación más importante de todas. Para empezar, debemos elegir un protector solar que se adapte a nuestro tipo de piel, teniendo en cuenta la intensidad de los rayos UVA y UVB. Es recomendable aplicar un protector de SPF 30 o más, una media hora antes de nuestra exposición solar y repetir su aplicación cada dos horas.
Además, si tu crema solar no es resistente al agua, recuerda echarte también después del baño o fijarte en la duración de esa resistencia.
Un paso imprescindible y previo a la exposición al sol es hidratarse. Una piel bien cuidada e hidratada está más preparada para evitar las quemaduras.
Tanto el uso de gafas de sol homologadas como el de sombreros o gorras es lo más aconsejable. Debes considerar que los ojos y el cuero cabelludo también pueden sufrir quemaduras, de modo que es algo que no puedes ignorar.
Los antihistamínicos, algunos medicamentos para reducir el colesterol, los antipsicóticos o los antidepresivos te hacen más sensible a la luz solar. Por esta razón, lee atentamente el prospecto de cada medicamento e infórmate.
¿Te ha servido?
Si tienes alguna duda, consulta a tu farmacéutico para evitar sufrir más daños en la piel y huye de la quemadura solar.
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