Cuando llega el momento de alimentar al bebé después del nacimiento, la madre puede encontrarse ante varios escenarios que la condicionen a la hora de decantarse por la lactancia materna o la lactancia con leches infantiles o de fórmula.
Las futuras madres deben saber que durante el embarazo han de prepararse para la lactancia materna siguiendo los consejos de su matrona para la educación prenatal y para la puesta en marcha de la secreción láctea. Es esencial que desde la propia sala de paritorios el niño se ponga en el pecho materno. Cuanto más pronto exista la estimulación, antes se producirá la puesta en marcha que iniciará la alimentación a satisfacción de ambos, tanto de la madre como del niño.
A pesar de las grandes dificultades de conciliación entre la maternidad y la vida laboral que encuentra la mujer actual, se puede mantener la alimentación con leche materna, pero si no es tu caso, el mercado te ofrece una amplia gama de leches infantiles adaptadas a cada edad y con los valores nutricionales necesarios para una correcta alimentación del bebé.
No siempre la madre puede amamantar a su hijo, ya sea por la incompatibilidad de la leche materna o por otros condicionantes que impiden esa posibilidad. Es cuando entran en escena las leches infantiles y, en una primera etapa, las denominadas fórmulas de inicio o de tipo 1: Existen numerosas en el mercado y de gran calidad, dado que su contenido se ha adaptado a la composición de la leche materna.
Las leches infantiles que se comercializan cumplen escrupulosamente con las normas establecidas por órganos reguladores como la Sociedad Española de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica y se aproximan a la leche materna en la composición de las mismas. Sin embargo, no llegan a ser igual que la leche materna, ya que carecen de algunos productos como anticuerpos o enzimas que contiene la leche materna y que no puede incluir la de fórmula adaptada, que procede de la vaca.
La elección de la madre sobre qué leche infantil dar al bebé ha de venir tras seguir los consejos de su pediatra. El especialista conocerá la composición de estas leches y le aconsejará cuál escoger según las características de su hijo. Pero, en principio, todas las fórmulas de inicio son muy aptas para la alimentación del lactante en la primera etapa hasta los cinco o seis meses. En consonancia con el crecimiento del niño, y a partir de esos cinco o seis meses, la madre podría incorporar la leche infantil de continuación o de fórmula 2 y, siempre que el niño haya estado tomando biberones desde el nacimiento y en el supuesto de que sólo estuviera tomando pecho, podríamos iniciar una papilla de cereales sin gluten o de frutas para poder iniciar luego el puré de verduras.
Las leches infantiles de la última etapa, antes de que el niño pueda hacer la transición hacia el consumo de la leche de vaca entera son las denominadas de crecimiento o fórmula 3. El contenido de estas leches van incorporando proteínas, calcio, fósforo… en una evolución de cantidades adaptadas a la edad del niño hasta llegar a aproximarse bastante a la composición de la leche de vaca, cuyo consumo no debe empezarse nunca antes de los tres años de edad.
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