Cómo calmar la fiebre con homeopatía

La fiebre realmente refleja una reacción del organismo en el marco de una infección o de un síndrome inflamatorio. A veces surge como un síntoma aislado y en otras ocasiones suele ir acompañado de otras manifestaciones que facilitan el diagnóstico.  

Este síntoma es un mecanismo de defensa del organismo y realmente es reflejo de su buen funcionamiento, ya que está poniéndose en marcha para combatir una agresión. Es más, mientras la fiebre se tolere bien, es recomendable no intentar bajar inmediatamente la temperatura.

Lo que hay que hacer principalmente es quedarse en reposo y vigilar su evolución. Si al cabo de tres días no remite, es recomendable consultar un profesional de salud. Si la fiebre se acompaña de convulsiones, rigidez en la nuca, vómitos o náuseas, hay que acudir a los servicios de urgencia para que los profesionales de la salud realicen una diagnóstico más preciso.

La homeopatía se emplea para aliviar la fiebre. Con los medicamentos homeopáticos se va a conseguir un acortamiento en la duración del proceso febril. La homeopatía no implica necesariamente una disminución temporal de la temperatura como ocurre con otros fármacos, por lo que nos mantiene en una febrícula que nos permite pasar mejor el estado febril.

El tratamiento sintomático de los estados gripales es una realidad con la opción homeopática, que además se usa también como método preventivo. En cualquier caso, nada más empezar a notar el malestar característico de la gripe con escalofríos o dolor de cabeza, dolores musculares o dolor de garganta, puedes acudir a la homeopatía.

Entre los beneficios de la homeopatía destaca que puede administrarse en niños y adultos. Su perfil de seguridad es elevado, ya que no se han descrito efectos secundarios relevantes asociados a la toma de medicamentos homeopáticos. Además, suele emplearse bastante en el ámbito pediátrico.