El frío ya está aquí. Si tienes la piel seca y quieres prepararla para que no sufra daños por el frío toma nota de estos consejos.
Las pieles secas son pieles con falta de lípidos o agua, y en algunos casos, de ambas cosas. Se caracterizan por tener un tacto áspero debido a su falta de hidratación. Se pueden diferenciar dos tipos de pieles secas, las pieles secas psicológicas o las patológicas. Las primeras no necesitan un tratamiento médico especializado, sino que se trata de un aspecto genético. Esas pieles son muy sensibles al frío y a la sequedad del aire, y se agrietan con facilidad, dando la incómoda sensación de tirantez o picor.
Por otro lado, las pieles secas patológicas sí que provocan un malestar mucho más significativo, y una fuerte deshidratación que puede llegar a causar problemas estéticos más destacados. Además, esta categoría de piel seca sí que requiere una atención médica especializada para su tratamiento.
Las pieles secas se caracterizan por la falta de sebos y lípidos, lo que provoca que éstas reaccionen de una manera más fuerte a las agresiones externas. Con la llegada del invierno, cerca de un 40% de las mujeres sufren sequedad cutánea, conocida vulgarmente como “piel de cocodrilo”, que provoca mucho malestar en piernas y brazos, e incluso puede llegar a ocasionar inflamación e irritación en la cara cuando ésta da muestras de enrojecimiento.
Las personas con piel seca sufren estas molestias sobre todo durante el invierno, ya que el frío aún deshidrata más la piel y sufren picores y tirantez, pero a su vez también tienen algunas ventajas, ya que, a diferencia de la piel grasa, ésta es fina, mate y sin poros o imperfecciones.
La piel seca es un tipo de piel muy frágil que se produce a causa de un trastorno conocido como “xerosis” que se produce cuando disminuye la cantidad de agua de la parte superficial de la epidermis. Este proceso puede producirse de manera aislada o ser el primer indicador de una posible enfermedad dermatológica como la dermatitis, la aparición de eccemas o psoriasis.
El agua con demasiada cal puede ser perjudicial si tienes la piel seca, ya que agrede a la capa superficial de la piel. Y el jabón escogido para ducharte ha de ser humectante, ya que los tradicionales resecan más la piel. Además, es importante que no contengan alcohol ya que sería demasiado agresivo para la piel.
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