Día Mundial contra la Neumonía: factores de riesgo y prevención

Se calcula que sólo en 2015 la neumonía terminó con la vida de unos 920.136 niños menores de 5 años, un 15% de todas las defunciones de niños de esta edad en todo el mundo. La neumonía afecta a todas las personas, no obstante su prevalencia es mayor en el África subsahariana y Asia meridional. Aunque en estas zonas geográficas se protegen a los niños, mediante intervenciones sencillas, cuidados de coste bajo y tecnología sencilla, siguen contagiándose de esta infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Éstos formados por pequeños sacos, llamados alvéolos, que —en las personas sanas— se llenan de aire al respirar, en el caso de los afectados por neumonía, están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno.

Esta dolencia se puede propagar por diversas vías. Porque los virus y bacterias presentes comúnmente en la nariz o garganta de los niños, pueden infectar los pulmones al inhalarse, así como expandirse por el aire que circula, en gotículas producidas en tosidos o estornudos. Asimismo, esta enfermedad también se puede propagar por medio de la sangre, sobre todo en el parto y en el período inmediatamente posterior.

La neumonía puede tener un origen viral o bacteriológico, o ser una combinación de ambos factores, y sólo la causada por bacterias puede ser prevenida con vacunas y tratada con antibióticos. Los síntomas son tos, dificultad para respirar, acompañadas o no de fiebre. Esta enfermedad se diagnostica por respiración rápida o retracción de la parte inferior del tórax durante la inspiración.

Factores de riesgo

Los niños que se encuentran sanos pueden combatir la infección mediante sus defensas naturales, pero los inmunodeprimidos presentan un mayor riesgo de contraer neumonía, porque su sistema inmunitario se ve debilitado por malnutrición o desnutrición, sobre todo en lactantes no alimentados exclusivamente con leche materna.

Otro factor de riesgo es la presencia previa de enfermedades como el sarampión o infecciones de VIH asintomáticas, que también aumentan las probabilidades de que un niño contraiga neumonía. Algo similar ocurre con la contaminación del aire interior, ocasionada por el uso de biomada como el uso de leña o excrementos para combustible para cocinar o calentar el hogar o en espacios mucho más aglomerados como vivir en hogares, donde hay un consumo alto de tabaco por parte de los padres.

Prevención

Aunque todavía no existe una vacuna para todos los tipos de neumonía, hay 2 disponibles. La primera, vacuna neumocócica conjugada, se recomienda para todos los niños menores de 5 años. La vacuna de polisacárido neumocócico, para niños de 2 años o más que tienen mayor riesgo de neumonía, así como los que tienen el sistema inmunitario debilitado. Para adultos que tienen factores de riesgo de neumonía, es conveniente esta vacuna si tienen 65 años o más, fuman, abusan del alcohol, padecen cirrosis o determinadas afecciones crónicas como el asma, la diabetes o alguna dolencia pulmonar o cardíaca.

Además es importante llevar a cabo unas prácticas saludables en el día a día, como intensificar la higiene de las manos, limpiar las superficies que se tocan con frecuencia, cubrirnos la boca y la nariz con un pañuelo al estornudar, limitar el contacto con el humo del tabaco y tratar de prevenir afecciones como la diabetes.

Con la celebración del Día Mundial contra la Neumoníase desea sensibilizar al público acerca del problema de salud pública que constituye la neumonía, y ayudar a prevenir la pérdida evitable de millones de vidas de niños.