El cambio de estación acompañado del frío y el mal tiempo provocan de forma irremediable enfermedades a las que estamos más expuestos en esta época porque tenemos más bajas las defensas, pero cuáles son las más frecuentes y cómo se pueden prevenir.
El cambio de estación acompañado del frío y el mal tiempo provocan de forma irremediable enfermedades, a las que estamos más expuestos en esta época del año porque tenemos más bajas las defensas, pero cuáles son las más frecuentes y cómo se pueden prevenir. Algunas de las más comunes son las infecciones en las vías respiratorias, como la bronquitis, la faringitis o las más conocidas, resfriados y la gripe. Esto sucede porque nuestro organismo se encuentra en una época en la que está sufriendo continuamente cambios bruscos de temperatura, causados por las calefacciones y el aire artificial.
La gripe es la más veloz en manifestarse, típica de la época otoñal e invernal. Se trata de un cuadro vírico que presenta los síntomas de un constipado seguido de un malestar general en el cuerpo y un cansancio abismal. Las medidas para evitar su contagio son las mismas que con los resfriados y el constipado: ser precavidos, tomar algunas medidas, por ejemplo, evitar las corrientes de aire y los cambios bruscos de ambientes, así como adoptar pautas higiénicas adecuadas como lavarnos de forma regular las manos.
Le sigue el usual resfriado, reconocible fácilmente cuando la nariz se llena de mucosas, se tapona y aparecen estornudos frecuentes con dolor de garganta. Además, normalmente va acompañado de fiebre moderada, pérdida del apetito y jaquecas. Síntomas que se pueden prolongar hasta cinco días, aunque en los dos primeros es cuando más conviene curarlo para evitar contraer infecciones más engorrosas como la otitis o sinusitis. Los remedios que aconsejan los farmacéuticos para afrontarlo son los sprays para la garganta, limpiadores nasales o jarabes de tos.
La sinusitis, aunque en cuanto a síntomas se podría decir que es la hermana del resfriado, provoca fuertes dolores de cabeza, de dientes o incluso de oídos, dependiendo de las partes inflamadas. Esta hinchazón produce una fuerte presión en el interior de la cara, ocasionando fiebre y tos, así como secreciones amarillentas o verdosas por la nariz.
Por último, la astenia otoñalmás conocida como depresión de otoño, es otra enfermedad característica de esta estación. Debida principalmente al cambio estacional, ocasionado por la reducción en las horas de luz, que unido al mal tiempo genera en los individuos un sentimiento de tristeza y melancolía. Sus síntomas son cansancio, apatía, mal humor o falta de sueño. También es frecuente en este síndrome experimentar una incapacidad para sentir placer al realizar cualquier actividad o la falta de concentración. Aunque es de carácter temporal es importante prevenirla porque si se representa de forma agua puede desencadenar problemas más graves.
Lo más adecuado para hacerle frente es como siempre, la prevención. Procurar una dieta equilibrada compuesta de verduras y hortalizas para asegurar la ingesta de vitaminas y minerales, junto a un buen descanso y mantener hábitos de vida saludable son sólo algunas de las recomendaciones que hacen los especialistas. Aunque éstas no son una garantía infalible, porque esta enfermedad es consecuencia de una mala adaptación del organismo a los cambios de estación y se puede manifestar de forma inesperada en cualquier individuo.
Otras pautas aconsejables para prevenir estas enfermedades estacionales son la inclusión de alimentos estimulantes y antidepresivos en la dieta, hidratarse regularmente, hacer deporte de forma diaria porque favorece la liberación de endorfinas y escoger una actividad que resulte placentera.
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