Productos para conseguir un cabello sano, fuerte y brillante

Si la cara es el espejo del alma, el pelo es el envoltorio con el que se la presentamos al mundo. Un cabello sano aporta vitalidad y frescura a la apariencia personal, buena imagen y autoestima. Fortalecer el pelo y cuidar el cuero cabelludo no tiene ninguna fórmula mágica más allá de la constancia: seguir unas determinadas rutinas de lo más sencillas y el uso selectivo de los productos idóneos puede dar pie a un pelo sano, fuerte y brillante.

El aspecto exterior del cabello tendrá mucho que ver con cómo lo tratemos en el día a día. Más allá de productos que puedan aplicarse, hay una norma fundamental: la suavidad. Tanto a la hora de enjabonarlo o aclararlo como de peinarlo y secarlo se deben realizar movimientos delicados que traten al cabello con sutileza, evitando tirones o frotes demasiado agresivos. Además, visitar la peluquería con cierta regularidad –más o menos cada dos meses– para librarnos de puntas abiertas hará que el pelo crezca mejor, previniendo ante posibles enredos o encrespamientos.

Aparte de los mimos que se le puedan dar de forma casera y manual al cabello, el uso de determinados complementos puede marcar la diferencia entre un pelo estándar y uno que brille con luz propia. Desde lo más básico y rutinario como el champú hasta otros elaborados más específicos. Las vitaminas y nutrientes naturales que aportemos al cuero cabelludo se traducirán en fortaleza y salud capilar.

Vitaminascomo la B5 y componentes como el extracto de mijo o la L-cistina pueden encontrarse con facilidad en productos que resultarán de gran ayuda para cuidar toda cabellera que se precie. Además, este aporte contrarrestará algunos de los grandes enemigos de la salud capilar: épocas de estrés, cambios de estación o irregularidad en los hábitos alimenticios pueden hacer tanto daño al brillo del pelo como la falta de cuidados.

Este tipo de nutrientes será especialmente recomendable en caso de utilizar con asiduidad objetos como planchas, secadores o tenacillas. El calor artificial puede quemar el cabello, dando sensación de sequedad e, incluso, mal olor. En caso de que queramos alisar, rizar o moldear el cabello de forma que necesitemos alguno de estos artilugios, habrá que andarse con ojo para evitar chamuscar el pelo y equilibrar siempre la balanza aportando las sustancias nutritivas necesarias para que no haya sufrimiento capilar.

Personas que recurran con asiduidad a compuestos con fines muy concretos, como fijadores o tintes, deberán extremar las precauciones. Estas prácticas, mal llevadas a cabo, pueden resultar extremadamente dañinas para la salud del pelo, pero no son necesariamente malas si se realizan con los productos indicados y el celo oportuno. Ya sean u otros más genéricos, ingredientes como los aceites naturales y, sobre todo, la ausencia de amoniaco, cambiarán el color de nuestro cabello manteniendo además su vitalidad y fortaleza.

Fotos: Chapendra y gioiadeantoniis (Foter.com)

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