La literatura y las artes pictóricas hablan de flores, alegría, luz y color cuando retratan la primavera idílica y onírica, pero la realidad es muy diferente para muchas personas. La razón principal: la astenia primaveral. De hecho, la propia palabra griega significa “carecer de fuerza”. O lo que es lo mismo: estar cansado. Se trata de un trastorno temporal que se da con el paso del invierno a la primavera, caracterizado por sensación de agotamiento y de falta de energía y de concentración, malestar general, dificultad para dormir, irritabilidad, nerviosismo y disminución del apetito y de la libido sin un motivo objetivo, que afecta al 2% de la población (si hablamos de simple cansancio generalizado como síntoma de la astenia primaveral, la cifra puede llegar hasta el 50%), según especialistas del Departamento de Salud del Hospital Universitario de La Ribera (Alcira, Valencia).
“Nuestro cuerpo debe adaptarse a las nuevas condiciones de luminosidad y de temperatura y a los cambios en la humedad y la presión atmosférica, así como en la hora, que alteran la regulación de las hormonas y, con ello, los ritmos biológicos, que deben acostumbrarse a las nuevas condiciones ambientales”, explica la psicóloga Chus Bravo. También viene determinado por enfermedades orgánicas o psicológicas, además de otras causas como el estrés o el exceso de trabajo, aunque los síntomas suelen durar entre 10 y 20 días. Eso sí: nunca hay que “confundir una serie de indicios con una patología o un síndrome clínico”, como señala el psicólogo Ángel Pozo, que deba tratarse con medicamentos a la ligera.
Según un estudio del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito) de España, las mujeres y los individuos alérgicos al polen, entre los 20 y los 40 años (67%), son los grupos sociales diana de esta afección. En cuanto a la ocupación, los trabajadores por cuenta ajena (40%) y los estudiantes (23%) son quienes más acusados se ven por el cansancio cuando la primavera hace su aparición. De hecho, el 56% de ellos valoran este cambio como razón principal de su estado y el 52% añade que le cuesta más concentrarse. Aun así, no se descarta que también exista un componente endógeno, es decir, una predisposición de la persona a padecerla.
¿Por qué aparece la astenia primaveral?
La astenia primaveral se origina en el hipotálamo, una glándula que se localiza en el cerebro y que se encarga de regular, entre otras funciones, la temperatura, la sed, el apetito, el sueño y la vigilia. Segrega hormonas y neurotransmisores como las feniletilaminas, que provocan euforia; las betaendorfinas, responsables de optimismo vital, y las serotoninas, conocidas como hormonas del placer.
Con los cambios de horario, temperatura y luz que conlleva el paso del invierno a la primavera, se genera en nuestro cerebro un control sobre la regulación hipotalámica que contribuye de forma muy significativa a un descenso de los niveles en sangre de todas las hormonas segregadas y todo ello conduce a una sensación de decaimiento físico e intelectual.
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